Los hombres de Noidim

Una febril actividad era la nota más destacada de la ciudad submarina que iba completando aceleradamente su primitivo y apresurado nacimiento. Bajo las aguas del Mar Glacial, a despecho de las bajas temperaturas invernales que la soterraban con una dura y espesa capa de hielo, surgían los adelantos y comodidades necesarios todos para su subsistencia. Hoy era un acontecimiento importante el que se producía y así lo comprendían todos aunque nadie tenía tiempo para festejarlo. Hasta entonces respiraron oxígeno traído desde Oasis por una interminable red de tuberías que lo expelían a presión por todos los ámbitos del inmenso cilindro de cristal sepultado bajo las aguas; pero completado el utillaje de los laboratorios bajo la dirección de competentes químicos, comenzaba a descomponerse el agua del mar en oxígeno, hidrógeno y sales minerales, utilizando el primero para respirar y almacenando los restantes elementos para atender las necesidades de talleres y fábricas.